martes, 6 de julio de 2010

capitulo 12











Eugenia y Axel coinciden en el comedor. Él la mira con deseo y con rabia.
--hola, querido hijito --le dice ella con ironía.
Él se levanta:
--¡¡y adiós¡ --dice molesto.
Ella se le ríe:
--¿¡qué te pasa conmigo?¡ --le pregunta con sarcasmo.
Él está molesto por todas las veces que ella se ha burlado de él, que lo ha humillado. Para vengarse un poco de ella, para tratar de ofenderla le dice:
--¿con cuántos hombres a parte de mi padre y mi hermano te has acostado esta noche?
Él habla hiriente pero a la mujer sus palabras le dan risa algo que lo hace enojar mucho a él.
--¿qué es lo que te duele que me acueste con cualquier hombre que se me cruce en el camino o que me acueste con todos menos contigo...??
Ella habla con burla y da en el clavo aunque él trata de disimularlo:
--¡¡yo jamás me acostaría con un pendón como tú¡¡ ¡¡me podrías contagiar cualquier enfermedad...¡¡
Él se muestra enfadado para ocultar su propio deseo. Ella se le ríe. Se pega a él notando como crece sin que él lo pueda impedir su herramienta sexual:
--sólo con que chasquee los dedos te tendría desnudo en mi cama pero no eres hombre para mí... sólo me harías cosquillas...
Ella se aparta de él y se va dejándolo furioso.
 



Álex y Marcos salen juntos del café. El primero mira el reloj.
--ya es tarde... tengo que ir al trabajo...
--¿en qué trabajas?
--soy celador en una empresa de autocares...
--oh vaya... que coincidencia...
--¿porqué?
--bueno, es que mi familia es propietaria de una... --dice con timidez.
En realidad habla de su familia cuando el propietario es él mismo.
--¡¡claro... Canizares y asociados...¡
A Álex le cae bien ese chico pero cree que ahora que sabe quién es en realidad Marcos no querrá saber nada de él.
--¿trabajas ahí? –Marcos.
--sí... ¿te molesta?
--¿debería?
--supongo que ahora que sabes que soy un simple empleado y tú... ¿¿qué eres del dueño... su hijo? no querrás ser mi amigo...
--A mi me da igual, tu trabajo es muy digno... en realidad yo no hago nada en todo el día...
--¿en serio? ¿y no te aburres?
Marcos sonríe:
--a veces...
--¿y porqué no trabajas en la empresa de tu familia?
--es algo complicado...
--tal vez algún día me lo quieras contar...
Marcos le sonríe con timidez:
--sí puede ser...
--bueno, pues cuando quieras buscarme ya sabes dónde encontrarme...
Álex y Marcos se van por camino diferentes. Marcos ha disfrutado de ese momento casi o más que fornicando con Octavio. Los dos se giran casi a la vez. Se miran, se sonríen. Marcos lo mira con timidez. Álex con preocupación.
--primero Eugenia y ahora este pobre chico... ¡¡no es casualidad...¡
Álex está seguro que ya encontró a la familia de la que se quiere vengar Octavio y entonces su preocupación es porque Marcos está en peligro y no puede ayudarle porque no sabe qué peligro corre. Su inocencia lo ha Marcado y le duele pensar que Octavio pueda lastimarlo. Se lleva las manos a la cabeza:
--¿¿¡cómo lo ayudo?¿¿¿qué pretende?¡¡ ¡¡y es que lo peor es que si le hace algún daño el que tendría que dar la cara sería yo... ¡¡¡¡porque el que somos dos personas diferentes no va a servirme siempre...¡¡
Va a su casa a darse una ducha. Trata de relajarse pero está muy angustiado. Se siente solo, ya no puede contar con Cayetano.
--¡¡él sólo se quería acostar conmigo¡
Unas lágrimas deslizan por su mejilla. Se da golpes en la cabeza desesperado.
--¡¡¿¿porqué me tiene que pasar esto a mí?¡¡ ¡¡¿¿y si de verdad es mi abuelo?? ¡¡¿¿porqué me hace daño??¡
A Álex le angustia no saber lo que hace en las noches pero no acaba de creer que un espíritu lo está poseyendo y más que es su propio abuelo. Antes de ir a la empresa, pasa por el cementerio. En la puerta compra unas flores a una niña que las vende. Entra abatido. Busca entre las tumbas. Hay dos seguidas: Octavio Cox y su madre Rebeca Cox. Deja esas flores en medio. Mira la tumba de su abuelo.
--Octavio... ¿¿serás tú ese Octavio que en las noches me haces hacer cosas que nunca haría yo??
Acaricia esa tumba:
--si me quieres decir algo, abuelo... Dilo de una forma normal pero ¡¡no me atormentes...¡
Álex mira esa tumba de ese hombre que nunca llegó a conocer. Piensa en el hombre al que lanza al mar después de matarlo.
--¿¡serás tú ese hombre??¡
Recuerda el grito de Marcos: ¡¡criatura del mar¡¡. Se lleva las manos a la cabeza.
--¿¿tendrán las dos cosas relación?
Le ha emocionado la ternura de Marcos:
--¿será él piensa clave en este asunto? Es tan dulce... ¿¿en qué puede estar implicado él?
Álex después mira la tumba de su madre. Le habla con cariño:
--mamá yo sé que tú si puedes hablarme... ¿¿porqué no eres más clara conmigo? ¿¿¡porqué no me cuentas lo que está pasando??¡
El chico llora está muy alterado:
--¡¡dime lo que me tengas que decir sin misterios...¡¡ ¡¡no me vuelvas loco...¡¡
Álex abandona el cementerio sin encontrar respuestas a sus preguntas. Está muy triste.

Las horas para Marcos pasan muy lentamente, más que nunca. Aunque siempre el tiempo ha sido su enemigo ahora detesta aún más la lentitud con la que pasan las horas porque quiere que sea la noche para volver a ver a su hombre del mar. Frente al mar Octavio aparece desnudo y seductor como siempre. Marcos quiere frenarlo. Quiere hablarle de Álex pero no puede. Octavio lo besa y se funde en él. Después del coito Octavio huye hacia el mar pero antes que se vaya Marcos le grita:
--¡¡conocí a alguien igual a ti...¡¡ ¡¡se llama Álex...¡
De espaldas a él, Octavio frunce el ceño con mucho odio.







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