jueves, 1 de julio de 2010

capitulo 2




 A la mañana siguiente, Álex, con cara de haber trasnochado, se despierta en un hotel. No reconoce el lugar en el que está. Sufre.
--otra vez ¡¡no¡¡ ¡¡Esto es desesperante...¡
A Álex le desespera no saber que hace en las noches. No saber cómo llegó allá. De repente se da cuenta que no está solo. Se gira un poco. Su rostro se desencaja. Se vuelve a girar.
--¡¡esto no puede ser...¡
El guapo hombre está horrorizado al darse cuenta que sin saber cómo pasó la noche acompañado.

 ,



Mientras, en una de las zonas más lujosas de la ciudad, está la mansión de los Javiera. El patriarca de la familia, Reinaldo, está desayunando con sus dos hijos, Ramiro y Axel. Con timidez Ramiro le pregunta a su padre:
--¿otra vez tu mujer se fue a trabajar temprano?
--ya sabes que a tu madrastra le encanta el trabajar...
--si claro --dice Ramiro con ironía.
Los dos hermanos se miran con cierta complicidad. En realidad los dos saben que la esposa de su padre no pasó la noche en la casa pero Reinaldo se niega a ver la realidad y a sus hijos le sabe mal decir que se casó con una cualquiera. El único que trata de, sin mucho descaro, que su padre reaccione, es Axel.
--¿y a qué hora llegó ayer? Yo es que no la vi... --pregunta Axel con ironía.
--Bueno sí, trabaja mucho... Es que ya sabes. No quiere que nadie piensa que se casó conmigo por mi dinero....
--si claro ¿cómo va a ser eso? --dicen los dos hermanos con ironía porque los dos chicos saben que lo único que a su madrastra le interesa de su padre es el dinero.
--claro, como es tan joven y tan bonita... Y ella que no sabe hacer nada y se la pasa trabajando... Aunque ¿qué es lo que hace exactamente?
Ramiro da un golpe a su hermano en el tobillo para que no siga hablando. Igual Reinaldo está demasiado enamorado para pensar mal de su esposa.
--bueno es que está aprendiendo pero si sigue trabajando tanto dentro de poco manejará la empresa mejor que nosotros...
Reinaldo se levanta y deja a sus dos hijos solos. Axel da un golpe en la mesa:
--¡¡ya estoy harto de esa maldita puta¡¡
Ramiro siente un gran odio hacia la esposa de su padre, Ramiro la defiende. En realidad siente culpa.
--ya, cálmate hermano...No hace falta que papá se entere de las andanzas de su esposa...
--¡¡pero es que es una cualquiera... ¿a saber en la cama de quien se habrá despertado?
Con una cara de culpa que no puede ocultar él dice:
--eso no te consta...
--¡¡pero sí me consta que en la empresa no trabaja, ¿¿¡qué es lo que se dedica en las noches??¡
--pero papá es feliz a su lado... después de todos esos años con una vieja detestable que no quería merece ser feliz... Ya se cansará...
--si bueno, será verdad eso que todo se paga en esta vida... --dice Axel verdaderamente furioso.
--bueno tampoco hay que ser injusto...
--No es nada que no sea mentira... la zorra de Eugenia se casó con papá por su dinero al igual que él se casó con la madre de Marcos por su dinero...
Hay mucho dolor en las palabras de Axel, en especial a lo que se refiere a Eugenia. También rabia. Ramiro no soporta que le hablen de Marcos.
--¡¡no menciones a esa loca en mi presencia...¡
--No deberíamos ser tan duros con él, en realidad todo lo que disfrutamos es nuestro porque papá sólo tiene el usufructo... Me gustaría ver la cara de Eugenia cuando se entere que en realidad papá no tiene nada...
--¡¡no digas nada... ese no es tu problema...¡
Con una sonrisa pícara Axel dice:
--esa será mi venganza...

Marcos se la pasa encerrado en su cuarto. Se siente como un prisionero. Una sirvienta llama a su puerta.
--¡su desayuno¡
--¡¡déjalo...ahora salgo...¡ ¿¿hay alguien por el pasillo??
--No, no hay nadie --dice la joven con compasión.
Mientras se aleja oye como Marcos abre la puerta. Ella se gira pero sólo son unos segundos. No ha llegado a verlo.
--ya llevo 3 meses en esta casa y nada que ni le veo la cara... ¿será verdad que a parte de loca está mal de la cabeza desde que se le murió la mamá??
Marcos desayuna sobre su cama. Está muy triste. No tiene mucha hambre. A veces piensa que debería dejar de comer para morirse y alejarse de un mundo que le hace demasiado daño. Se levanta. Tiene barrotes en la ventana. Recuerda el día en el que se lanzó para terminar con lo que para él es un infierno. Tirado en el piso pudo ver la cara de satisfacción de su padrastro. La muerte de Marcos sería beneficiosa para él porque entonces se lo quedaría todo. Sólo para que el esposo no se salga de la suya hace un esfuerzo por vivir. Aunque es algo que para él es casi una condena. Se aferra a los barrotes. Él mismo se los hizo poner para no tener la tentación de volver a intentar acabar con una vida que lo tortura. Cuando las fuerzas le flaquean cuando no tiene sentido seguir viviendo se aferra a la felicidad de la mirada de Reinaldo. Sólo por no darle el gusto a él siente que merece la pena seguir viviendo aunque en realidad lo que más desea es dejar ese mundo que lo hace sufrir. Se imagina en un mundo y al lado de su madre. Tiene una foto de ella que es su gran tesoro. Todo su dolor sale a flote cuando la ve.
--¿porqué me dejaste?¿porqué me dejaste tan solo? Es más porque me dejaste con esa gente tan mala que sólo está esperando que me muera para quedarse con todo lo que es tuyo... Y no saben que a mí me da igual, que se lo regalaría todo pero ¡no me da la gana que se salgan con la suya...¡¡ Agarra esa foto y se sienta en la cama:
--¿en qué fallé mamá?¿porqué nunca nadie me aceptó?¿porqué soy gay?¿porqué no me parecía a papá...? Todos esperaban que yo siguiera con la estirpe de la familia, que me casara, que llevara los negocios de la familia pero ¿¿porqué nadie se molestó en entenderme?
Marcos mira la foto de su madre lloroso. Ella fue su refugio cuando siempre sus compañeros de clase le pegaban, le insultaban, le llamaban maricón... Sólo ella lo hacía sentir especial, se encerró en un mundo al que sólo su madre pertenecía y por eso que ella no está se siente perdido, amputando. No sabe que hacer con su vida. Se levanta, se aferra a esos barrotes:
--Renunciaría a todo lo que tengo por ser feliz...
Marcos tiene un sueño. Sueña con que algún día su príncipe azul vendrá a rescatarlo para hacerlo feliz.

Mientras Álex se levanta horrorizado. Se viste mirando a la mujer que tiene en la cama. No recuerdo lo que pasó. Se lleva las manos a la cabeza sofocado. No puede creer que se haya acostado con una mujer y menos con ella. En la cama, dormida desnuda está Eugenia. Álex nunca se había acostado con una mujer. No sabe si se está volviendo loco o lo que sea pero ya no soporta el infierno que supone perder el control de su vida. Se va sin hacer ruido, dejando en la cama a Eugenia que duerme tranquila. Desesperado va a ver al doctor Cayetano Fuentasanta Pozo. Está decidido a tomar el rumbo de su vida. Está cansado de no dominar su vida. No se fía del doctor porque lo ve demasiado joven.
--No creo que me puedas ayudar...
--¿¿qué es lo que quieres?
--mi madre me dijo ayer que hablara contigo...
--¿Tu madre...?
--si Rebeca Cox...
--¿la conozco? no la recuerdo...
--falleció hace meses...
--interesante... cuéntame la historia...
Álex siente que puede confiar en ese joven (que además es muy atractivo):
--No crees que esté loco?
El joven doctor le sonríe. Lo acaricia en el muslo. Es coqueto con él pero Álex no está para esos asuntos.
--tengo muchas criticas... la gente dice que estoy loco... que no se puede hablar con los muertos...
Álex le cuenta como es Álex de día y Octavio de noche.
--Me siento prisionero. Soy yo pero no tengo voluntad... en las noches siento que un hombre se apodera de mi y es todo lo contrario a lo que yo soy y no lo puedo controlar... y siento su odio.
El doctor prepara a un nervioso y desesperado Álex para una sesión de hipnosis:
--veremos quien está dentro de ti y que es lo que quiere...

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